Las comisuras de los labios caídos, las arrugas del entrecejo, las líneas de amargura...
Las arrugas verticales, que se imprimen en el rostro con el paso del tiempo, no reflejan una buena imagen de nosotros mismos y acaban afectando nuestra moral.
Todo lo que baja te hace ver triste y cansado.
Sometido a la gravedad, el rostro aparece sombrío y preocupado y transmite emociones negativas. Esta máscara de tristeza puede acabar primando sobre nuestras emociones reales.
Sin embargo, el uso de inyecciones todavía hace dudar a muchas mujeres.
Aunque hace unos años nos inyectáramos demasiado para borrarlo todo y llenarlo todo, de ahí caras sin expresión, congeladas, hinchadas. Hoy, “horizontalizamos”, realzamos sin subir demasiado, para darle al rostro un aspecto sano y sonriente, ¡muy lejos del look quirúrgico americano!
¡Es una buena noticia!
Una primera consulta nos permitirá hablar de ello