Los hombres también están sujetos a mandatos sociales vinculados a su género. Virilidad, fuerza, incapacidad para expresar sus sentimientos… No siempre es fácil ser hombre.
No hay nada intangible en la identidad masculina: ¡no naces hombre, te conviertes en uno!
Recientemente, la imagen del varón vacilaría; nada está trastornado, nada está en crisis, pero un cambio señalaría tímidamente con la punta de su nariz: algunos hombres se apropiarían de características hasta ahora percibidas como poco viriles, tendrían el deseo de involucrarse más profundamente con sus hijos, aspirarían a verdadera igualdad...
Lo que pasa es que establecer nuevos modelos masculinos, convertirse en otra cosa, también significa dejar de lado los privilegios.
La masculinización es para hombres que quieren un rostro más viril, rasgos más angulosos y más pronunciados.
Debes saber que la percepción de la masculinidad puede variar según la cultura, sin embargo, una mandíbula cuadrada, una nariz recta, un mentón pronunciado, caracterizan los rasgos “masculinos”. Algunos hombres ya no se sienten en sintonía con su rostro: los contornos no son muy claros. Quieren dar más carácter a su rostro y reflejar una imagen dinámica.